Sebastián Hidalgo Sola presenta la obra de un polémico artista británico que propuso un particular acuerdo de venta para sus obras. Cada obra original vendida tiene también su versión digital pero el acuerdo no permite que el comprador se lleve ambas. El comprador debe elegir sólo una versión. Para sorpresa de muchos, el 60% eligió el formato digital.
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El británico Damien Hirst es sinónimo de polémica fuerte en el mundo del arte. En boca de todos, su nombre corrió en los circuitos artísticos británicos y alrededor del mundo cuando, impactó al público al presentar en una exposición a un tiburón sumergido en una pileta de formol. Hoy, una vez más, vuelve a causar nuevos revuelos. Y lo hace al inaugurar una modalidad de venta de sus obras muy particular. La venta de 10.000 obras al óleo ,cada una con su versión digital en NFT (un Token no fungible) , tiene la cláusula inapelable de que el comprador no puede llevarse ambas y que deberá elegir por una opción, mientras que la otra será destruida con fuego por el propio artista en una performance , en una etapa posterior.
“El coleccionista de arte no podrá quedarse con ambas obras. Este intercambio es un proceso unidireccional, así que debe pensar con cuál de las obras se quedará, si la original o la versión digital”, expresó Hirst a los interesados.
Con esta original propuesta, el artista quiso llevar al centro de la escena el debate acerca del valor intrínseco del arte y su rol como obra o moneda. “Como resultado , las ventas derivaron en un sorprendente resultado: el 40% de los compradores prefirió preservar las obras en su formato físico, mientras que el otro 60%, unas 6.000 personas , optó por quedarse con su versión digital en NFT y decidió que se quemaran los originales”-explicó Sebastián Hidalgo Sola-.
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